lunes, 19 de junio de 2023

Pensando en voz alta

Pensando en voz alta - NACH 
"50% suerte, 50% curro, no presumo, aquí el curro es 99, ¡la suerte es uno!"

Nuevamente acá en un punto de inflexión personal, redescubriendo partes de mí.

En estos últimos años tuve la necesidad de incursionar en el mundo de la voz. Después de una década con la Lengua de Señas en donde el mensaje que expongo nunca es el mío sino el de lxs otrxs, en español o en LSA, comenzó una búsqueda de la voz propia.

Como suele sucederme, comienzo con la idea de ese algo en algún lugar durante algún corto periodo de tiempo, después lo hago a un lado otro tiempo más y, luego sí, la idea retorna más fuerte, más potente, más armada. 

La búsqueda de mi propia voz comenzó con clases de técnica vocal con Eli, hacíamos Antigua Técnica Italiana. Poco entendía qué quería decir eso, pero sin dudarlo ahí fui. No recuerdo qué estaba pasándome en mi vida en ese momento, si recuerdo días de entrar a esa pieza con el piano, mirar la pared blanca, emitir sonido en escalerita y llorar. ¡Qué liberador!

Ahí también descubrí que mi tono de voz natural es más agudo del que hablo habitualmente. Puedo alcanzar tonos muy altos con facilidad y no me sorprendió tanto jaja Claramente lo modifiqué para no sonar como toda mi familia, básicamente porque me aturde. ¡Esto del oído tan bien desarrollado! Por sensible, por querer ser diferente, por querer pasar desapercibida, y andá a saber por cuantos motivos más, lo cambié. Como también recordé cantar con todo de mi en mi pieza sola de chiquita, darme vuelta y que haya alguien y de la vergüenza no querer hacerlo más. 

Pero esta vez, lo hice con mucha felicidad dos veces por semana durante unos meses. Después llegó el verano, vacaciones de profe y medio en fade out terminé no volviendo a esa rutina. No porque no me gustara, no porque no la pasara bien, simplemente se dio así. Y como todo en esta vida, así me lo permití. 

Bastante tiempo más pasó, unas cuantas enseñanzas y aperturas mentales sucedieron y el bichito reapareció. Un poco por estar adentro de una radio pasando al español oral a locutor sordo e interprete oyente y querer mejorar mi dicción, otro poco por darme cuenta la fiaca que me da hablar en forma oral y lo poco que venía modulando, otro tanto de bichito renacido queriendo crecer.

Nuevamente busqué y lo primero que me apareció fue lo que más me vibró hacer: Locución y técnicas vocales. ¿Me fijé la carrera? ¡Por supuesto! ¿Me anoté a eso? ¡Por supuesto que no! Yo soy de cursos, no se olviden. A las pocas semanas me anoté a un segundo curso: Práctica y uso de la voz. 

Me reencontré con el entusiasmo de empezar algo nuevo, de algo que no tenía idea, sola, en un lugar desconocido. Me encontré diciendo que estaba ahí porque "estoy queriendo reencontrarme con mi voz después de tantos años siendo la voz/las manos de lxs demás en mi trabajo". A la vez recordando fuertemente a la Marina niña: la que llevó adelante actos enteros de primaria y secundaria, leyendo para toda una escuela escritos ajenos y propios, la que vivía leyendo libros desde que aprendió a hacerlo. 

Una mezcla de cosas que fui, que soy y que seré se encontraban de nuevo, pero de otra manera. 

Lo más difícil hoy es escucharme grabada. Me cuesta más que cuando me filmaba y debía verme en LSA. Creo que es por el hecho de realmente ser yo, con mis opiniones reales. Básicamente es por tener que hacerme cargo al 100%, ¿no? Pero de a poco lo hago, recibo todo lo hermoso y todas las correcciones que me dan. En definitiva, es vulnerarse ante otrxs... Y de eso vengo aprendiendo bastante este último tiempo. Qué importante romper la muralla y dejarse permear, te abre a tantas cosas más impensadas... 

Disfruto mucho esto. Creo no tener tanto mambo con exponerme, siempre lo hice desde la escritura, desde la charla con el otro, desde mi cuerpo. Sé que mi caradurismo es de lo más lindo que tengo, y lo agradezco mucho. En estos cursos noté también todo el camino recorrido, la seguridad que tengo conmigo misma, con mi cuerpo, con mi humor, lo que aprendí y lo que aún me cuesta. 

No podría explicar con exactitud todo lo que linkea mi cerebro. Muchas personas me han dicho no poder creerlo cuando expongo tal vez 1/4 de lo que sucede ahí arriba. Las relaciones que establece mi mente entre conocimiento, sentimiento, emoción, coherencia, pensamiento, cuestionamiento, certeza, discernimiento, etc, etc, etc. Pero justamente eso es lo que me mueve, lo que me fascina del hacer con ganas. Todo lo que aprendo de mí más allá del tema específico que esté estudiando. 

No se específicamente qué busco, si ya lo encontré o qué, pero es lo que menos me interesa. Yo soy de procesos, no de objetivos finales. Más de caminos que de destinos. No está ni bien ni mal una cosa o la otra, simplemente es. Y en esa estamos. No tengo dudas de que todo es ganancia. 

Así que, sumando formas de comunicación, nos leemos, nos vemos y nos escuchamos luego.  

sábado, 17 de diciembre de 2022

#TodosJuntos


¡No te lo puedo explicar porque no vas a entender!

Excepto si sos hincha de la Selección Argentina de fútbol mayor. Y no estoy diciendo “si sos argentinx” porque esto, como ya sabemos, está sucediendo en todo el mundo.

Gente que no nació en este país tiene un fervor y una pasión inmensa por estos tipos, por este fútbol. Gracias a Maradona, a Messi, a Scaloni y todos los muchachos con los que nos volvimo a ilusionar y gracias a la hinchada. ¿Sabían que en el mundo hay personas fanáticas de nuestra hinchada? Por ende, de nosotrxs. De cada unx de lxs que la componemos con esta alegría tan particular, con aguante, con sufrimiento acumulado, con emociones encontradas…

Hay personas que eligen esta Selección como propia, usan las camisetas, banderas, aprenden no sólo nuestro idioma sino nuestra jerga, nuestra picardía, que es de todo aquél que quiera. El Preámbulo dice “para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino”, creo que hoy en día es “para todas las personas del mundo que quieran sentir la cultura argentina”.

No importa si viviste acá o no, si conocés personalmente a algún habitante del país, lo que importa es sentir como que sí. Y creo que esa es una de las claves más importantes de todo este fenómeno que sucede, no sólo en cuanto a los otros países y su gente, sino a la nuestra. Lo que nos sucede a nosotrxs. A los pibes y al cuerpo técnico. SENTIR.

En todo este tiempo de cambios de paradigmas, de deconstrucción, llegaron cosas a la Selección mayor de fútbol masculino que no habían sucedido antes a la vista del público.

En cualquier otro lugar del planeta creo que no sería tan significativo que estos cambios sucedan ahí, pero acá sí. Si algo ha sido representativo masivamente ha sido el fútbol masculino.

Tanto así que hoy digo fútbol masculino para aclarar pues existe y va en alza el fútbol femenino. Las relatoras, comentaristas y árbitras que en este Mundial también han sido parte fundamental de un gran quiebre. Por primera vez, en uno, sino el país más futbolero (y machista) ha habido partidos relatados enteramente por mujeres, han estado entrevistando jugadores en la previa y en el post con un nivel de profesionalismo y sentimiento increíble, han dicho lo que había que decir, eso que ellas sentían adentro, sin dudar, sin temor a equivocarse. O si, pero lo hicieron igual. Y lo más interesante, las hemos bancado y agradecido.

Siempre hay algún que otro mala leche que dice les dice pavadas, pero se ha cuestionado al mismísimo Messi así que qué queda para el resto? Por suerte son pocos los que tienen tan pocas ganas en su vida de ser felices. De quedarse tan en su negativa, en su testarudez, en su terquedad individual que no pueden comprender ni son capaces de sentir o siquiera percibir este nivel de emoción colectiva. El que se sienta arriba de su pedestal de “yo sé más de fútbol que vos” o de “qué pavada es el fútbol, ni me interesa” a denigrar al otro por una de sus pasiones, cualquiera sea. Porque trasladan eso a todo. Y hablo en masculino porque todo tiene que ver con todo, ese sesgo machista sigue existiendo y seguirá, pero por suerte van siendo menos.

Pero vamos a seguir centrándonos en lo que el futbol nos significa. Porque si algo se dice en este país es que el deporte “enseña valores”, y EL deporte principal y más masivo es el de los 22 atrás de la pelotita. Generaciones eternas se han cuestionado que tanto o no sentían ese deporte, qué tanto o no les generaba, si lo miraban, si lo practicaban, si era un hobbie o una vocación, etc, etc, etc. Era parte indiscutida de la ecuación en alguna parte de la vida pues, culturalmente, debía serlo.

Para nosotras no fue así. Es más, que lo sea por elección era ya de por sí sorpresivo, transgresor, rotulante de personalidad. La machona, la rara, la rebelde, la villera, la boca sucia, la borracha y drogadicta, la bardera. Porque ese era el concepto de barrabrava masculino. Porque la mujer no podía ser hincha. O barra o ignorante. Nunca hincha con pasión por la pelotita. Ni hablar de la comunidad LGBTQI+, principales mencionadxs de los cánticos denigrantes hacia el rival deportivo y hacia todo aquél hombre que no haga o sea lo que debería. Por suerte hoy son millones lxs que participan de una u otra manera, de a poco como iguales. Aún no del todo, pero confío que en camino a eso.

Mucho se ha dicho también que es el mundial de lxs chicxs. De las infancias que desde que existen Messi ya es MESSI y lo han visto jugar afuera a un nivel descomunal. Que lo tomaron como ídolo no por su grandeza en la cancha sino por su humildad, bondad, su personalidad de líder positivo, tranquilo, familiar. Peques que en todo son vistos como aún no entendedores de nada pero que sin embargo todo lo ven, todo lo perciben, todo lo absorben. Esta pequeña generación tiene un ídolo máximo que con 35 años, teniéndolo casi todo, sigue en búsqueda acérrima de su sueño más grande de pibe. Son testigos desde que nacieron de un tipo altamente significativo que sigue soñando e intentando a pesar de los fracasos consecutivos, de la crítica, de la frustración. Son testigos de verlo evolucionar en ser mejor jugador, deportista de alta competencia y mejor persona.

También es el mundial de lxs abuelxs. Espontáneamente se hizo viral una “abuela” que sale a festejar los partidos y cada vez hay más hinchas desaforados arengándola con su propio cántico de cancha, celebrando que esté, que sea parte, aunque socialmente se piense que su edad no condice con si quiera movilizarse. Una abuela y una manga de locxs desaforadxs llenxs de pasión albiceleste fueron quienes comenzaron algo que rápidamente empezó a replicarse. De repente no solo esa mujer mayor era mundialmente conocida, sino que hasta se organizaron personas para ir a geriátricos a festejar con “abuelos y abuelas” que pasaban sus días en soledad. Reconociéndolxs como parte de lo que está sucediendo. Reconociéndolos como seres con vida y emociones.

En otros países han cuestionado que no haya personas de color jugando en nuestro equipo. Vale mencionar que estos países son los colonizadores, imperialistas, poderosos y opresores de todos los tiempos. Vale recordar también que son quienes separan literalmente blanco y negro por lo que no pueden ver el nivel de matices del medio que existen y son. Para ellxs no existe el marrón. Para ellxs no existe el mestizo, el descendiente, el multicultural, el que no es “puramente blanco” ni “puramente negro”. Nada más que agregar, señor juez.

Este mundial también ha sido cuestionado fuertemente por el lugar en el que se realiza. Qatar, tierra donde el fútbol no significa ni genera nada, con hombres asquerosamente adinerados, carente de derechos humanos en especial hacia las mujeres y diversidades, pero en general hacia las libertades de las personas. Algunos dirán que es cultura, yo no estoy del todo de acuerdo en continuar llamando así a este tipo de represiones. Como también sucedió con el cuestionamiento a la realización de la Copa América en plena época pandémica. Contra todo pronóstico histórico y social, la ganamos. Como en el ´78 #ElijoCreer

El mundial de las cábalas inquebrantables post segundo partido en fase de grupos y de coincidencias constantes con sucesos de Argentina ´78 y México ´86. Después de un primer partido de cachetazo nos pidieron confiar, y así lo hicimos. Tanto tanto que pasaron cosas…

Yo, de todas las personas, no puedo olvidar mencionarlas a ellas. Las que vía Twitter Argentina han movilizado más de lo que imaginaron. Es también el mundial de las brujas. Otro sector de la sociedad vapuleado, menospreciado, tomado a chiste que en estos momentos es visto y agradecido. Mostrando el poder de la unidad y de los buenos deseos, aunque todo haya comenzado frizando gente, cosa que esta cuenta no banca, pero comprendo que todo salió de la mejor intención positiva y no desde el verdadero mal hacia el otro. Estos días previos a la final se ha recalcado que no hay que ir contra el enemigo sino a favor de lxs nuestrxs. Esperanza, luz, alegría, positividad, festejos, agradecimiento sin importar el resultado.

En cuanto a nosotrxs, lxs del medio, esa generación del casi, regidxs por la frustración, la ansiedad, el mandato y la apertura mental, el querer ser y el deber ser. Quienes soñamos esto y lo tuvimos cerca, pero en toda nuestra vida no se dio. Aun mereciéndolo, aun dándolo todo y más, aun cuando era lo justo no se dio. Puede sonar mega exagerado, lo sé, pero en una nación donde este deporte es tan importante es básicamente lo que nos forma como personas. Sus virtudes y sus defectos inconscientemente nos criaron y nos definen como a cada unx de nuestrxs antepasadxs. Nos contaron la historia, la gloria, el supuesto éxito, pero no lo vivimos. Lo deseamos, lo trabajamos, pero no se nos da. Siempre 5 para el peso, y el peso de creer que nunca se nos va a dar, que al final y en realidad no nos lo merecíamos tanto si no sucedió, que aspiramos a demasiado y mejor volver a bajar. Como antes, como siempre. Hoy somos lxs esperanzadxs, lxs revalorizadxs como individuos, lxs que vimos que es también nuestra mente bifurcada entre el ayer y el mañana la que nos traba. Lxs que tomamos las desgracias y la hacemos comedia en memes. Lxs que estamos rompiendo la pared junto a Di María a nuestros treintas.

Y me falta hablar de ellos. Los que literalmente le ponen el cuerpo a esta manía. Los que están laburando, pero en realidad esta vez, estos años, no ha sido igual.

Un cuerpo técnico de ex jugadores de Selección. Amados, respetados, con personalidades fuertes, y, en el comienzo, con dudas. Pues jóvenes inexpertos. Combo letal para hacer desastre. Ni siquiera ellos, hombres que respiraron fútbol desde que se acuerdan, tampoco eran reconocidos como capaces de conseguir la gloria. La que les fue negada tantos años. ¿Cómo estos van a poder lo que gordos poderosos de saco y corbata y leyendas del deporte no han podido?

La respuesta: Pateando el tablero. Haciendo. Jugándosela por la mezcla de intuición y experiencia. De huevos y conocimiento. Comprendiendo que esto es un deporte de equipo y desde esa base se toman las elecciones en pos del bien común. Con emoción, sensibilidad y entendimiento, empatía y sabiduría.

Y los jugadores, bueno. Lo que sea que escriba va a quedar chico, corto, falto de detalles. Pero básicamente son un grupo de amigos de diferentes edades jugando dentro y fuera de la cancha, como si nadie los viera, como jugando por la Coca. Los más grandes, admirados. Los más chicos, extasiados y con ganas de darles todo y más por su felicidad.

Que quieren ganar más por Messi que por ellos mismos es algo que han dicho en todo momento. Está clarísimo y se nota. Por lo que ya mencioné antes sobre las infancias con la nueva generación de jugadores, pero también lo que les sucede a los contemporáneos. Lo que han visto estando a la par, jugando junto a él, sufriendo junto a él, frustrándose de la misma manera. Siendo inspirados por Lio pero también siendo sus inspiradores cuando la cosa se puso fea. Los que por edad, energía y carácter se quedaron para que él vuelva también lo han hecho más por él que por ellos mismos. El nivel de reconocimiento hacia el compañero no es algo que se de todos los días, sobre todo en un espacio tan competitivo como justamente el deporte de competencia. Donde la vara está puesta no sólo para medirte con el rival sino con tu compañero para ver quién queda titular y quién suplente.

Cuando hacés sinceramente por el otro, quienquiera que sea, por amor y respeto no hay chance de que salga mal. Y Cuanto todos lo hacen no hay chance de que el esfuerzo descomunal individual no se transforme en una liviandad divertida grupal, de disfrute, de calma mental.

En exactamente 12 horas se juega la final por la Copa del Mundo en Qatar 2022 contra Francia, actual campeón.

Lo que sucede en la calle es todo alegría. En el trabajo, en el medio de transporte que utilices, en la familia, con desconocidos, en las redes. El mundo se cae a pedazos, el país tiene la inflación más preocupante de la vida y nosotrxs estamos felices por la pelotita.

Si, las canciones se multiplican en nuestra voz y en nuestra mente de forma constante. La alegría colectiva es increíble, la mística que se respira en innegable. Hay una sensación de ganadores hasta si no se da lo que soñamos tan grande que realmente no se puede creer y a la vez alegra y reconforta que así se sienta. Que a pesar del resultado se hizo todo, se agradece y se celebra igual, se despide por la puerta grande a quienes se van y se festeja la juvenil que tiene aún más recorrido por delante. Ese es el gran quiebre mental cultural social colectivo que va a sucedernos en cuanto ese árbitro polaco de por terminado el partido.

Tal vez en ese momento nada de lo que creemos ahora suceda, eso es tema de los seres del futuro que seremos y veremos que pasa con eso. Hoy nos sentimos todopoderosos porque nos reconocemos y valoramos entre todxs: extranjerxs, mujeres, diversidades, las infancias, lxs del medio, lxs mayores, profesionales del meme, las brujas, lxs de todos colores, cuerpo técnico, equipo, todxs. Todxs subidísimos a La Scaloneta.

“Mi país, mi país” emocionado hasta las lágrimas, vulnerables, abiertos. Estamos condenadxs al éxito… Porque la clave es SENTIR.



jueves, 3 de febrero de 2022

Cierran

    Qué difíciles y qué necesarios son los cierres. De mes, de año, de ciclo, de etapa. 
   Con toda su incertidumbre, con toda su contradicción, con todo su movimiento. Porque básicamente es eso, movimiento. Y si una pieza se mueve, indefectiblemente las demás también lo harán. A la larga, a la corta, queriendo o no, también lo harán.

    Pero cuántas cosas dejamos inconclusas a lo largo de nuestra vida! Si me pusiera a enumerar de la mía no se si reír o llorar. Entre estudios, vínculos sexo-afectivos, carreras, amistades, familia, trabajos...

    Qué importante es poder observarse huyendo de todos esos lugares. Viendo claramente los métodos, las reacciones de lucha o fuga tan propias de unx, ese modus operandi que construimos durante tanto tiempo en nuestro inconsciente y sale siempre en el momento perfectamente imperfecto.

    Cuando llevas tantos años observándote y dándote cuenta de estas cositas que se repiten una y otra vez, esas de las que ya estás hartx y te quejas todo el tiempo que no querés más, que no entendés por qué siguen pasando y tanto daño te han causado... Cuando por fin las ves bien oscuras frente a tus ojos, y las ves de verdad, ya no te queda otra. No podés "des-ver", no queda otro camino más que hacerte cargo de eso. Accionar en consecuencia. Tomar las riendas de tu oscuridad, tus decisiones y tus responsabilidades, con lxs otrxs pero principalmente con vos mismx.

    Ufffff! Es un montón, si! Y le seguiremos pifiando bastante aún después. Solo que en el camino iremos aprendiendo y experimentando nuevas formas de acción y reacción ante los mismos estímulos. Ahí está la onda. Ante eso que indefectiblemente se repite porque aún no lo hemos aprendido del todo, ahí es donde hay que activar la creatividad.
    Nuevas formas de decir, nuevas formas de callar, nuevas formas de accionar y de quedarse quieto. 

    Pero si hay una clave que ayuda posta, que hace tiempo me permite no dudar en mis elecciones, es la coherencia.
    No con el afuera ni con el sistema ni con la sociedad. La coherencia entre tus pensamientos, tus palabras y tus acciones. Básicamente la coherencia con unx mismx. Parece re simple pero cuesta más de lo que creemos. En general porque nos mentimos más a nosotrxs mismxs que al afuera. 
    Cuando algo es tan difícil de decirse a si mismx, más tardamos en encontrarle solución. El enrosque de tanza es tal que la duda invade. Te creés exageradx o débil, constante abandonador o masoquista que se queda en esa que no quiere más. Y la verdad es que somos un poco TODO eso, y está bien. 
    Porque tomar decisiones acorde a tu coherencia y comunicarlas amorosamente no es tan fácil. Pero si es super posible.

    Pasa el tiempo y pienso en todo lo que dejé por la mitad porque se me fueron las ganas, todo lo que dejé colgado y desaparecí sin explicación, todo lo que me guardé bien adentro y me explotó por otro lado, todo lo que si dije de las maneras más hirientes, todo lo que no me animé... Hace ya un tiempo considerable comencé ese camino del que les hablo, de observación, de acción, de prueba y error, de modificación, de creatividad. Duele como la puta madre, pero jamás sentí culpa ni carga. Un nivel de paz mental conmigo misma que no podría explicar. 

    Ser coherente conmigo es la muestra más honesta y amorosa que puedo hacerme. Aunque me cueste, aunque hayan decisiones que me duelan, aunque todo mi movimiento me revolucione tanto que no entienda nada... A la larga o a la corta el oleaje se acomoda. 
    Ser coherente es de valientes. Y todxs podemos serlo y sentirlo. 

    Cuando cuestionamos las bases y las empezamos a mover, el bardo es inminente jaja pero que lindo es animarse a conseguir todo lo que sabemos que merecemos. Y para eso hay que cerrar etapas con personas, con lugares, con situaciones que no van más, con amor y agradecimiento. No seríamos quienes somos hoy sin ellas. 
Ganando o aprendiendo, nunca perdiendo. 


Cierran los ojos para no perder... la fe!🎶


lunes, 2 de agosto de 2021

20

 El 20 en la quiniela es La Fiesta. Esta vez es un número redondo, gigante, que marca hace cuántos años mi papá dejó su cuerpo físico. 

Esta vez marca un ciclo temporal tremendo y, con el, su cierre.

Si hablé de algo en estos 20 años fue de mi papá, mis pocos recuerdos y los muchos recuerdos que me han regalado familiares, conocidxs y extrañxs.

Si algo me impactó en la vida y me marcó de más maneras de las que podría explicar, fue mi papá y su muerte.

Lamentablemente me marcó más su muerte que su vida conmigo, porque lo poco que habíamos vivido juntxs quedó en recuerdos olvidados, en tiempos pasados ya muy atrás.

En mis 31 años he vivido más que lo que dice ese número. Mil vidas en una, todo me resulta lejano y difuso.

Si algo me gustaría recordar nítidamente, es todo lo que me decía. No recuerdo del todo su risa pero se lo feliz que me hacía sentir. No veo del todo sus gestos pero se que me hacían reír. No escucho del todo su voz pero sé que cantaba increíble. 

A veces creo que nunca más me voy a acordar porque pasó tanto tiempo... Sin embargo, aunque nunca lo recuerde, sé perfectamente qué siente mi cuerpo cuando lo pienso. Porque ahí hay más información de la que mi mente eligió guardar.

Como cuando él me dijo que cuide a Pibe, que lo tenga conmigo siempre. Yo no lo recuerdo pero de chica lo conté. Desde los 11 años tuve una imagen en mi cabeza: un caballo en dos patas, saliendo de unas olas de mar, libre, imponente, fuerte. Siempre supe que iba a ser un tatuaje en mi gemelo derecho. Desde los 11 años, desde el momento en que su plan terminó.

Para la fecha exacta de estos 20 años quería tenerlo listo. La vida me fue llevando hasta encontrar a alguien digno de plasmar semejante idea con tanto tiempo de espera y peso emocional.

Se iba acercando la fecha y mi cuerpo empezó a recordar más cosas, a sentir sensaciones olvidadas, tapadas, menospreciadas... El cuerpo es sabio, Guarda tanta o más información que la mente. Y me la empezó a recordar. 

Ese Pibe libre en las olas de mar siempre fue pensado como mi papá, por fin libre de todo lo que lo adolecía, de todo lo que lo limitaba, en el agua salada donde alguna vez habíamos pasado todo el día de la mano saltando olas juntxs y riendonos. 2 niñxs conociendo el mar juntxs. Una verdadera fiesta.

Y hoy, esa misma imagen que la Mar de 11 vio y supo que tendría encima, es la viva imagen de la Mar de 31 que creció siempre de golpe, que asumió más de la cuenta y que hoy se siente libre y fuerte, segura de quién es, entre las olas de sus propias emociones revolucionadas. 

Algo tan tuyo. Algo tan mio. Resultó ser algo tan nuestro... 

En mi inconciente y en mi cuerpo quedó lo que me pediste... Tranca pa, Pibe está conmigo para siempre... Yo lo cuido. Vos seguí tranquilo.








💚✨

sábado, 1 de mayo de 2021

Hacer. Ser.

 Como sabemos, hoy se celebra el Día de lxs Trabajadores y, como siempre, lamentablemente surge de la tragedia: Derechos vulnerados, reclamos, protestas, huelgas, represión policial, muertos. Básicamente, la misma ecuación de siempre.

Pero desde que nacemos, e incluso mucho antes, ya estamos ligadxs a preconceptos de lo que significa(rá) el trabajo en nuestras vidas.

Por el sistema económico en el que vivimos que nos obliga a ser obreros, un engranaje más en su gran cadena de producción beneficiaria de un grupo reducido. Que requiere cumplir ciertas condiciones como "tenés que ser como yo quiero que seas y no te podés quejar". Si no lo cumplimos o lo cuestionamos, automáticamente quedamos fuera y muchxs jamás llegan a entrar.

Por el sistema cultural en el que estamos inmersxs que nos dijo siempre que "el trabajo dignifica", que ser una persona de bien en este mundo es ser alguien que trabaja sin parar todo lo que el cuerpo le aguante y más para poder darle de comer a su familia. Creando una de las cargas más grandes en los hombros de cualquiera, pero más aún cuando no se tiene ese trabajo, creando sentimiento de inutilidad y desvalorización personal. 

Por nuestro entorno familiar que sueña mucho antes que nosotrxs "lo que vamos a ser". Porque el SER suele ser el trabajo que cumplas de adulto obrero y lo que te "dignifique" como humano dentro del sistema socio-económico del que no podemos huir. Donde desde el trabajo viene el orgullo y ante la falta, viene la angustia. Desde donde surge lo que yo llamo "el pensamiento de pobre".

Estos son algunos pocos patrones que vi siempre (y me molestaron) pero que entendía de donde venían y por qué los seguimos reproduciendo sin parar y sin modificar. Es todo lo que nos mostraron siempre, es "lo que debe ser" y no está mal seguir viéndolo de esta manera. Es el resultado más lógico en el que absolutamente todxs alguna vez acordamos y perpetuamos con mucho orgullo.

Pero por haber relacionado estos puntos y varios más desde pequeña siempre dije "no servir" para trabajar. "Yo sirvo para estudiar" es una frase que dije añares de mi vida. Y durante añares me la creí.

Tenía un concepto muy extraño de lo que era trabajar. Esa mezcla de orgullo, sacrificio, queja y más queja, respeto, esfuerzo extremo desde edades demasiado tempranas, agradecimiento. Y yo no sentía que cuadraba en eso porque mi mente no podía entender tanta dicotomía. Por eso estudiaba, porque me era más fácil seguramente. 

Pasé muchos años perdida entre mi deseo y no deseo, entre el saber qué muchas cosas sí me generaban interés pero nada reunía los puntos suficientes para mantenerme esa curiosidad y ganas activas. 

Trabajé obligadamente en cosas que no quería para dejar de sentirme una larva, una plaga, una chupasangre aprovechadora de una madre viuda que siempre me había dado todo, pero por sobre todo, apoyo emocional y libertades, de vida cotidiana y de mentalidad. Una madre que trabajó desde demasiado chica, incansablemente y en todo momento de su vida, hasta el día de hoy inclusive con 69 años. Un padre que tuvo que dejar su educación primaria para salir a trabajar muy pronto, y muy pronto también terminó su paso por esta vida.

La historia de muchxs. Muchisimxs más de los que yo creo deberían haber existido en la historia de la humanidad pero bue, "así la vida". Y tal vez por eso también inconcientemente estudié tanto, siempre supe todo lo que ambxs habían sacrificado por el trabajo, algo tan importante como la educación básica. Yo aproveché la oportunidad que se me fue dada, ese privilegio de recibir educación. Y ese privilegio de tener una madre viuda que siempre me dijo que haga lo que sienta, que ella me iba a ayudar. 

Trabajé de algunas cositas para no sentirme una sanguijuela. Porque eso sentís cuando no trabajás a una edad que "deberías". Sos una carga, unx aprovechador, un vago, una vaga. Así nos tildamos a nosotrxs mismxs constantemente... Y a otrxs. Otro puntito a modificar.

Aguanté lo que pude, pero cuando mi cuerpo y sus primeros e intensos ataques de ansiedad aparecieron, la escuché: "Mar, hacé lo que sientas que va a estar bien". Y así renuncié a varios trabajos (y a otras cosas más, pero no va al caso hoy). Gracias vida por esta madre tan sabia que me permitió siempre ser como me saliera ser.

Y lo que siguió ya lo sabemos: operación de urgencia, casi muerte, época de oscuridad intensa, ayuda profesional y de vínculos, deconstrucción de conceptos y nuevas perspectivas. Pero volví a lo que "sabía hacer" que era estudiar. Lo seguro, lo cómodo, lo que sale bien. Hasta que en un momento la escuché otra vez y no volví más a esa carrera. Pero encontré algo que juntaba muchas piezas de lo que quería, estudié con ganas y nunca se me fueron (aún). Trabajé desde el primer día y nunca paré, se me abrieron más puertas de las que se me cerraron y si me conocés hace algunos años sabés que me considero una afortunada desde lo laboral. 

Hacer lo que amás hacer tiene todo su lado romántico precioso por el que digo ser afortunada, porque a la gran mayoría no le pasa porque "hay que trabajar de lo que sea". Y también tiene su otro lado, el que todos conocemos, de queja, de angustia, de bronca, etc.

Recién hace unos años pude entender que todas esas emociones que están dentro de ese concepto que cada uno tiene de lo que le significa la palabra TRABAJO tienen todas las posibilidades de ser revisadas, reflexionadas y modificadas a mil perspectivas diferentes. Tal vez no a cambios radicales rápidos (o si) pero si a apertura a posibilidades. 

Hoy mi prima preguntó qué fue lo primero que hicimos con nuestro primer sueldo. Yo llevé a mi mamá a comer afuera y le dije "pedí lo que quieras, no mires el precio", y fui feliz. Después me compré ropa para trabajar. La rueda había comenzado pero el primer paso fue el que valió todo. Agradecida de mis oportunidades y de lo que hice con ellas.

 Todavía me río cuando pienso en las veces que me dijeron vaga de adolescente, perdida en este sistema... Si me vieran ahora no lo podrían creer. Me metí en el sistema a mi manera, trabajo y lo disfruto, si no lo disfruto más cierro ese ciclo agradecida y continúo al próximo. Y se que así será siempre. Porque soy mucho más que lo que hago laboralmente. Porque hoy trabajo de intérprete de Lengua de Señas pero te puedo asegurar que no es lo único que voy a hacer hasta que me muera. 

No SOMOS el trabajo que realizamos. Somos muchísimo más que eso. ¿Vos cómo te definís? Decís "Soy (+ tu trabajo)" o decís "trabajo de..."? Las palabras dicen y fijan conceptos más de lo que pensás.

Ahora te invito a vos a que pienses también en la pregunta de mi prima y te la redoblo: ¿Cuál es tu concepto de trabajo hoy? Desmenuzalo bien durante un rato y fijate qué puntos elegís perpetuar y cuáles no querés más para vos. Y cómo te sentís.

"Hacé lo que sientas que va a estar bien".

miércoles, 30 de diciembre de 2020

HISTÓRICAS

    Hoy es un día histórico en la República Argentina.

    Con 38 votos a favor, 29 en contra, 1 abstención y 4 ausentes se aprobó en Cámara de Senadores la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo hasta la semana 14 de gestación en toda entidad de salud del país.

    Una lucha de colectivos de mujeres y personas gestantes que se da en todo el mundo hace añares. Acá tocó remarla en dulce de leche durante más de 35 años.

    Esas primeras militantes de la causa tenían pancartas que decían "Despenalizar el aborto", "Maternidad libre y consciente", ya hablaban de machismo, "violación es tortura" y muchísimos conceptos más que hoy en día para nosotrxs son comunes de escuchar, estés de acuerdo o no, pero en esa época no lo era en lo absoluto.

    La sexualidad de la mujer libre sigue siendo tabú no sólo en muchísimos países sino también dentro de nuestras familias, de nuestros grupos de amigxs y a veces también dentro de nosotrxs mismxs, generandonos esos momentos de confusión feminista que no podemos tolerar.

    Porque así nos enseñaron siempre. Debemos pensar lo que piensa la mayoría, no cuestionar ni cambiar de opinión, mucho menos comentarlo y ni siquiera pensar en tomar acción con respecto a ello. 

    En medio de nuestra deconstrucción constante (y que durará el resto de nuestras vidas) atravesamos millones de posiciones y contradicciones. Yo recuerdo patente una Mar que jamás juzgó la decisión de gestar o no de otra persona, en eso siempre fui firme. Pero recuerdo épocas no tan lejanas de tibieza absoluta.

    Alrededor del 2012, en la Facultad de Filosofía y Letras donde estudiaba, se me había dado la consigna de realizar una monografía sobre el aborto. Podía estar a favor, en contra, podía ser mi opinión real o sólo un trabajo objetivo de investigación y producción y elegir alguno de los lados. 

    Como sabe todo aquél que ha leído algo mío, no me sale escribir algo que no piense, que no sienta, que no me haya atravesado de alguna manera. Esta vez no era la excepción. No podía redactar tanto en contra de lo que me pasaba. Y esa fue una época de gris. Ni fu ni fa. TIBIA.

    Había algo adentro mío todavía que no me permitía del todo proclamarme al mundo como pro aborto o como feminista (el patriarcado, claro). Siempre sentí que esos roles los tomaban solamente aquellxs que salían a la calle pase lo que pase, que defendían a capa y espada su opinión frente a cualquiera. Y yo no era de esas. La masividad me perturbó desde chica y muchísimo más por esos años de adolescencia/juventud.

    Experiencias propias de esta índole ninguna, pero claro que si a mi alrededor. Veía como mujeres criticaban a mujeres sobre sus decisiones y después cuando les tocaba, elegían lo mismo a escondidas sumidas en su propia vergüenza y arrepentimiento. "Cuidado que si escupís para arriba..." y esas cosas eran de las que más me indignaban. JAMÁS podemos criticar la elección del otrx porque no es algo nuestro, no nos está pasando ni atravesando, no sabés realmente qué harías hasta que te toca.  Sólo acompañar como nos salga  y como nos lo permitan. El concepto de empatía que utilizamos diariamente no estaba tan masivamente claro en ese momento.

    Aún pensando así y practicando desde el principio mi sexualidad de forma muy libre (y claro, criticada) cuando había que ponerse de un lado o el otro me quedaba en el gris. A favor si, rotundamente, pero no lo decía. Esa monografía fue aprobadísima igual porque se ve que expliqué de forma clara mi pensamiento y se entendió mi SI encubierto o toqué alguna fibra en alguna parte, jamás sabré.

    Pasaron los años y el colectivo feminista fue tomando más y más fuerza. Seguía cada vez más de su lado y sin embargo seguía sin proclamarme nada. Tal vez nuevamente la tibieza, tal vez no lo necesitaba. Porque gracias a todas ellas entendí que militamos cada día de nuestra vida de mil maneras diferentes. Que mostraron que el ir todas, con diferencias Y juntas para un mismo lado era arrollador.

    Salir a la calle con mi pañuelo verde también fue otro momento de "Feminismo y Confusión". Apoyar, defender y visibilizar era también tolerar la violencia que venía del afuera. Ni hablemos de la familia y amigxs. Qué calvario escuchar una y otra vez las mismas incoherencias y la violencia. Pero repito, todxs formamos parte de añares de machismo arraigado en lo más profundo de nuestra psiquis y del inconciente colectivo. Situaciones horribles en la calle miles, hasta que estas pibas de nuevo te muestran que en cualquier lugar hay alguna con vos para darte la mano. 

    Gobiernos, partidos políticos, cámaras de funcionarios, los medios... Ninguno hizo esto posible en realidad.

     El cambio real en las mentes de millones lo hicieron/mos cada unx que se animó. Desde donde estaba, como pudo pero que rompió con esas barreritas internas y, por fin, habló. Gracias a cada ser que se animó y plantó esa semillita para lxs próximxs. El boca a boca del que tanto se habla para negocios, arte, etc esta vez lo hizo todo.

    Abortar no es una obligación. Es un derecho de elegir sobre nuestros cuerpos.
    ELEGIR. 
    2020 y las mujeres seguimos reclamando la libertad de elección. Qué loco, no?

    Hoy este país es un poquito más justo con las que no tienen las mismas posibilidades que el nivel socio-económico te da. Con las víctimas de las peores aberraciones humanas. Con lxs juzgadxs de ahora y de ayer, que atravesaron un momento durísimo con todo en contra. Con lxs afectadxs de lxs que niegan el acceso a la información completa porque dicen que su llamado Dios no lo permite. Si entendieran que Dios no se amolda a sus restricciones mentales humanas sino que es amor incondicional. 

    Con las generaciones nuevas que llegaron a cambiarlo todo una vez más y de las que aprendemos y no debemos dejar de aprender y escuchar.

    Con nuestrxs contemporánexs que nos enseñan día a día a abrir un poco más la mente, el corazón para compartir y reflexionar juntxs nuestros momentos de sensaciones encontradas que nos pasan y nos seguirán pasando, pues somos sujetos en constante deconstrucción. 

    Y recordá TODAS las partes de este pedido:

    EDUCACIÓN SEXUAL PARA DECIDIR. 
    ANTICONCEPTIVOS PARA NO ABORTAR. 
    ABORTO LEGAL PARA NO MORIR.

    La marea verde arrasó. Nunca subestimes el poder del mar.
    
    ES LEY!
    💚✊

SIEMPRE VERDE💚

jueves, 3 de diciembre de 2020

Hilando ando

Hoy abrí esto así de una, sin pensar, sin saber muy bien para qué. 

Antes de llegar nuevamente a esta página estaba en otra muy significativa para mi. Por la temática, por lo que me genera, por lo que me recuerda, por todo eso que evoca en mi persona.

En menos de 5 minutos mi mente hiló más de lo usual, que es mucho decir.

Tal vez en momentos de incoherencia en tiempo y espacio es necesario bajar y revisar. No me voy a poner a contar lo que fue este año. Lo sabemos, lo vivimos, lo transitamos y, andá a saber cómo, hemos llegado hasta acá. Cosa que no sucedió con muchxs familiares, amigxs, conocidxs y desconocidxs del mundo entero.

Horror, pesadilla, otra realidad, todo cuento, sarasa. Cómo quieras llamarlo y como lo hayas vivido está bien, asunto tuyo, pero que impactó, no hay dudas. Sin embargo, me quiero concentrar en el hoy. 

Ese hoy que no sabemos muy bien cuál es ya. Porque hoy es marzo, porque es diciembre, es "ni idea", es "qué día es hoy?", es "siento que fue hace tanto!" y a la vez es "siento que fue ayer".

Porque el tiempo es así, absoluto e infinito. Lxs que necesitamos diferenciarlo y separarlo en pasado, presente y futuro, en días, meses y años, somos nosotrxs lxs humanxs. Necesitamos un tipo de control de todo lo que sucede, un tipo de medida.. un limite. Qué agotador, no? Es el sistema en el que elegimos vivir y en el que podemos funcionar, por lo menos por ahora.

Ja! Ahora... Ven!Qué necesario se nos hace delimitar. Y en estos tiempos donde se nos borronearon esos límites nos pasó de todo. Tuvimos momentos de abstraernos de todo, de tener demasiada información, de estar al palo y de no hacer nada, de dormir y de insomnio, de comer en abundancia o que se te pasen las horas de las comidas. Extremos. Extremos para buscar nuestro propio equilibrio, individual, diferente al del resto de los habitantes de la casa, del barrio, de la provincia, del país y así... 

Vamos cayendo en que es diciembre (o no) y es inevitable mirar atrás. Mas aún en un momento clave de la humanidad donde la nostalgia de lo que fue y hoy no es nos ametralló por todos los frentes. 

Hoy quiero que no mires afuera. Hoy quiero que veas en vos qué te sucede adentro. No me interesa HOY saber de dónde viene. Me interesa que puedas discernir y desarmar esa bola de emociones. Que entiendas que todo eso esta en vos. Y que está bien. Que todo eso opuesto que te habita está bien. Sin "pero", con mas "y". 

"Me siento tranquilx pero agitadx. Me siento bien pero preocupada. Me siento en paz pero con envidia, con bronca, con recelos."

Vieron como siempre decimos algo que podría llamarse positivo en nosotrxs y automáticamente negamos su existencia con un "pero"? Eso es cultural. Eso es... no se, ancestral! Eso lo hacemos desde siempre. Tan arraigado que no lo notamos. Tan hecho carne que no entendemos TODO lo que significa. 

Por menos "pero" y mas "y"... En donde todo nos sea parte, donde nada signifique más que otra cosa en nosotrxs. Donde nos podamos hacer cargo (o por lo menos comenzar) de toda esa bola revoltosa e incoherente. El primer paso es ese. Verse. Separar. Poner en nosotros esos limites que necesitamos en todo lo demás y nunca en nosotrxs mismxs para mejorar. Si nos los ponemos para bajar, para coartarnos, para aprisionarnos. El preconcepto tan bien aplicado a veces y tan mas aplicado en otras. 

"Me siento tranquilx y agitadx. Me siento bien y preocupadx. Me siento en paz y con envidia, bronca, recelo." Con qué pavadita de modificación todo tiene otra perspectiva. 

Los grandes cambios son estos. Los que arrancan desde pavaditas. Los que viste de repente y ya no podés dejar de ver, como en los libritos 3D donde la sirena no aparecía  por ningún lado.. hasta que de repente relajaste, la ves y no entendés cómo no la viste antes. Y ya está, ahora ya no podés dejar de verla.  

Porque cuando viste y no te hiciste cargo todo se coordina para que te choques mil veces y lo hagas de una vez por todas. Una vez que viste y entendiste, tenes una responsabilidad. Esa a la que todxs le huímos, a la que nadie nos enseñó a cumplir, de la que nadie habla...

La responsabilidad con unx mismx. La más linda Y compleja de todas. 

Si hablás conmigo cotidianamente ya te habré comentado todo esto más de una vez, y te agradezco volver a darme tu atención. Si sos alguien que no me conoce y andá a saber por qué llegaste acá.... Te agradezco tu atención. Me das más razones para entender porque salió escribir esto hoy. 

Estoy hilando tanta información de tantos puntos diferentes del tiempo transcurrido en este cuerpo que a veces no me da a concluir nada, solo ideas, solo repasos de lo que vengo trabajado, solo reafirmaciones, sólo revelaciones. Solo partes de un gran todo, que soy yo misma, si.. Principalmente yo. Y si en el camino de alguna u otra manera le planto una semillita a otrx, mi misión está más que realizada. 

Tal vez la conclusión del día de hoy sea; "Venís bien, Mar.. Seguí comunicando como te nazca hacerlo porque algo siempre queda en el otrx, para ser visto cuando se deba, para ser trabajado cuando sea el momento, para despertarle al otrx algún tipo de emoción o repulsión suficiente para activar algo dentro. Esa modificación que parece una pavadita y que trae un gran cambio atrás. La empatía, el compartir, el no sentirse tan solx en esta realidad humana. Venís bien."

Si entendiéramos que ese "Mar" puede ser reemplazado por cualquier nombre existente, que todxs podemos hacer pavaditas propias y para otrxs... 

Hagámonos cargo de lo que nos corresponde. Menos "pero" y más "y".